Descubre cómo los okupas de piscina arruinan el verano en Alicante y lo que nadie te cuenta

Descubre cómo los okupas de piscina arruinan el verano en Alicante y lo que nadie te cuenta

El verano es una época de disfrute y de descanso, donde las conversaciones sobre nuestras preferencias de ocio cobran vida. Uno de los debates más comunes es: «¿plaza o piscina?». Mientras que para algunos la playa representa la gloria del sol y el mar, otros prefieren la comodidad y limpieza que ofrece una piscina. En la provincia de Alicante, este dilema se ha intensificado, ya que se ha convertido en la región con mayor número de piscinas por habitante en los últimos años.

La proliferación de piscinas en Alicante

Alicante, con su clima cálido y atractivo litoral, se ha convertido en un imán para el turismo y la inversión en propiedades. Esto ha llevado a una notable proliferación de piscinas, especialmente en urbanizaciones y chalés privados. Sin embargo, esta abundancia también ha traído consigo un fenómeno inesperado: la ocupación no autorizada de estas instalaciones.

Los residentes de comunidades de vecinos que comparten piscinas están experimentando un creciente problema con los conocidos como «okupas de piscina». Aquellas personas que, sin ser propietarios ni invitados, se apropian de hamacas y espacios comunes, transformando un lugar de descanso en un verdadero quebradero de cabeza.

Tipos de piscinas y su regulación

Las piscinas comunitarias en Alicante pueden clasificarse en varias categorías, cada una con su propia normativa:

  • Piscinas privadas de uso colectivo: Situadas en urbanizaciones y complejos residenciales, son las más afectadas por la ocupación indebida.
  • Piscinas de uso público restringido: Pertenecen a clubes, hoteles o cámpings, y aunque son de titularidad privada, están abiertas al público.
  • Piscinas públicas: Gestionadas por ayuntamientos y accesibles para todos los ciudadanos.

El fenómeno de los intrusos en las piscinas

Las comunidades de propietarios enfrentan un desafío específico con las piscinas privadas de uso colectivo. Los intrusos pueden ser desde antiguos propietarios que conservan copias de las llaves, hasta personas que se cuelan aprovechando el acceso de otros. Este tipo de ocupación no solo afecta la convivencia, sino que también plantea serias cuestiones de seguridad.

En zonas turísticas, la situación es aún más compleja. Muchos arrendatarios ofrecen alquileres de viviendas, prometiendo acceso a piscinas que en realidad son parte de urbanizaciones a las que sus inquilinos no tienen derecho. Esto genera tensiones y molestias para los residentes legítimos.

Desafíos económicos y legales

El mantenimiento de una piscina comunitaria representa un gasto significativo. Las comunidades suelen gastar entre 2.000 y 13.000 euros al año en mantenimiento, lo que incluye reparaciones, limpieza y la gestión del agua. Este costo recae en los propietarios registrados, quienes a menudo se ven frustrados al ver que otros disfrutan de sus instalaciones sin contribuir a su mantenimiento.

Además, la ocupación de la piscina por personas ajenas puede violar las normativas de aforo, las cuales establecen un máximo de bañistas según el tamaño de la piscina. Por ejemplo, se recomienda un bañista por cada 2,5 m² de lámina de agua, lo que implica un riesgo potencial para la seguridad de los usuarios.

Consecuencias legales y medidas de seguridad

Desde un punto de vista legal, colarse en una piscina no se considera un delito en sí mismo; sin embargo, los propietarios pueden denunciarlo por usurpación de propiedad. Esto puede llevar a sanciones económicas o incluso a prisión, dependiendo de la gravedad de la situación.

Para combatir este problema, las administraciones de fincas sugieren varias medidas de seguridad:

  • Cerrar los accesos a la piscina y requerir una llave para entrar.
  • Cambiar las cerraduras cada dos o tres años para evitar el acceso de antiguos propietarios.
  • Instalar sistemas de control de acceso, como tornos que requieren una tarjeta para entrar al recinto de la piscina.

Normativa interna y convivencia

Un aspecto crucial para evitar malentendidos es la claridad en las normas de uso de las piscinas. Las comunidades deben asegurarse de que todos los propietarios, y especialmente los nuevos, estén informados sobre las reglas de acceso y uso de las instalaciones. Algunas comunidades incluso optan por prohibir el acceso a amigos o familiares de propietarios si así lo estipulan sus estatutos.

Las reuniones de vecinos son un buen momento para actualizar estas normas y recordar a todos los residentes la importancia de respetar las reglas establecidas. La comunicación es clave para mantener un ambiente agradable y evitar conflictos innecesarios.

Cómo actuar ante intrusos en la piscina

Cuando un intruso es detectado en la piscina, lo primero que se recomienda es abordar la situación de manera amistosa. Invitar a la persona a abandonar las instalaciones puede resolver el problema sin necesidad de conflictos. Si la situación escalara y el intruso se negara a marcharse, lo siguiente sería contactar a las autoridades para que gestionen la situación de acuerdo a la ley.

La experiencia de los residentes en comunidades de Alicante pone de manifiesto la importancia de establecer un entorno seguro y cómodo para todos. La convivencia y el respeto por las normas son fundamentales para disfrutar de las instalaciones comunes sin inconvenientes.

Para aquellos interesados en profundizar sobre este fenómeno, se puede ver el siguiente video que aborda el problema de los okupas en piscinas:

El verano en Alicante debería ser sinónimo de disfrute, no de conflictos por el uso de las piscinas. Con información, comunicación y medidas adecuadas, es posible lograr un equilibrio que beneficie a todos los residentes y visitantes.

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